martes, 23 de noviembre de 2010

Gestor de Desacuerdos

Por Alejandro Dolina.



El peronismo ha sido muchas veces actor principal de acuerdos y concertaciones políticas. Hay, por otra parte, un arsenal de pensamientos burgueses que garantizan la conveniencia de buscar coincidencias.
Algunos llegan a decir que en realidad, todos deseamos lo mismo y que discrepamos acerca de las metodologías.
Se ha llegado a sostener que las ideologías habían muerto y que bastaba con elegir buenos administradores para que gobernaran.
Todo esto viene acompañado con un continuo elogio de las buenas maneras en las discusiones políticas y aún en los conflictos sociales.
A cada momento se nos propone a nuestra admiración la conducta de príncipes sonrientes o de antagonistas que se dispensan elogios mutuos durante las negociaciones.

Estas escasas palabras servirán primero para saludar todas estas ideas que acabo de exponer.
¿Quién soy yo para no ovacionarlas de pie? Pero también, y como humilde despacho en disidencia, propongo un tímido elogio del desacuerdo, de la bifurcación, de la heterodoxia, de la herejía.
Después de todo, las revoluciones surgen sólo de desacuerdos: el hombre es un mono disidente.

Me permito entonces, subrayar la acción política de Néstor Kirchner como venturoso gestor de desacuerdos. El se atrevió a recorrer caminos que nadie se atrevía a transitar y que parecían alejarse de las concurridas avenidas centrales que recomendaban los poderosos del mundo global. Y se metió por unas calles ya olvidadas cuyos nombres sólo se pronunciaban en los foros estudiantiles, en las reuniones de soñadores y en rincones que siempre estaban alejados del poder político.

Esas calles de desacuerdo ahora pueden reconocerse: una conduce al crecimiento del mercado interno... Otra al control del comercio exterior... Está bien el boulevard de la intervención del Estado o la esquina de la ley de medios, la plaza de la asignación por hijo y los veredones del desendeudamiento. Algunas de estas calles habían sido recorridas por otro señor en 1946.

Cuando alguien del poder político se atreve a caminar estos senderos termina por llegar a un distrito donde el poder político no está en el mismo lugar que el poder económico. Y la bifurcación se produce y son inevitables los ataques de las corporaciones y de los poderosos que tratarán de conseguir el regreso de los gobernantes tránsfugas hacia las avenidas iluminadas de sus intereses.

Hace muchos años hubo por televisión un debate entre el doctor Teodoro Bronzini, líder socialista e intendente de Mar del Plata, y el doctor Becar Varela que militaba en el partido que entonces tenía al menos el coraje de admitirse como conservador.

Fue una conversación muy amable y el moderador se sorprendió al fin del programa de que hubieran coincidido en tantas cosas. En realidad, no era sorprendente, ambos políticos formaban parte de una visión liberal del mundo y eran funcionales a los intereses de las corporaciones. ¿Cómo no van a ser amables si en el fondo pensaban lo mismo? Néstor Kirchner no les parecía amable a las corporaciones. En verdad, ningún otro presidente salvo aquel otro señor de 1946, les pareció tan desagradable. Y lo atacaron como a nadie ¿Por qué? No porque Kirchner tuviese mal carácter y fuera confrontativo como quien es cascarrabias.

No se trataba de una cuestión de carácter: este tipo había tocado sus intereses. Y fue el único que lo hizo. Todos los demás parecían aceptables en algún momento porque también en algún momento eran funcionales a los intereses del poder económico.

Y eso es todo lo que quería decir, a veces no hay más remedio que disentir, que persistir en el desacuerdo. Hoy casi por única vez en nuestra historia, el poder político no está donde está el poder económico.

Y este hombre que ahora se ha ido produjo un último acto de 'insujeción'. Su muerte encendió la luz, y como en un refusilo vimos algo que la cerrazón de los medios había ocultado en la oscuridad: las calles laterales, las que no recomendaban los poderosos, estaban llenas de gente.

(Fuente: Télam)

lunes, 1 de noviembre de 2010

Gracias a vos

Futurología

En minutos más hablará la Presidenta de la Nación, siendo la primera vez que lo hará después del fallecimiento de Néstor.
No sé que dirá, hacia donde apuntará su discurso, aunque supongo que algún agradecimiento por el acompañamiento tendrá lugar en el mismo.
Pero no es del discurso de lo que quiero escribir, sino de la reacción que provocará el mismo en la oposición.
Oposición que ya salió a pedir un gobierno de concertación (no entiendo por y para qué), que no se ha cansado de exigir menos confrontación (¿con quién?¿con los poderosos?¿con los intereses que se están tocando?), tal vez debería seguir su ejemplo, tal como ellos acompañaran las propuestas del gobierno, como ellos apoyaron los reclamos de soberanía sobre las islas Malvinas y no le restaron importancia, ni mucho menos la compararon con el gobierno de facto ¿o sí?.
En realidad no importa lo que diga Cristina, si llora dirán que ya no puede seguir al frente del gobierno porque está quebrada de ánimo y débil para dirigir; si no llora es una yegua que no le importa que haya muerto el marido, una mina insensible que solo le importa vestirse bien.
Si acepta el pedido de no confrontación, dirán que es porque Néstor era el que tenía el poder y que ella es un títere que ha quedado sin titiritero, y entonces habrá que ver como se sostiene la gobernabilidad, (¿a través del Vice?)
Si no acepta y decide seguir con el rumbo fijado, dirán que otra vez el kirchnerismo autoritario, antidemocrático deja pasar una ocasión para pacificar el país ("pacificar = basta de reclamos sociales")
Bueno, esperemos a ver cual de las dos versiones aplican.