domingo, 21 de agosto de 2011

Leproso, nacional y popular

Por Alejo Diz - Rosario12

Cuando Javier Torrente habla de "compromiso", "participación" y "solidaridad" se refiere a las características que quiere para su Ñuls. Pero también está hablando de política.

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-¿En los últimos años se recuperó la discusión política que supieron tener ellos?

-Sin dudas. La Argentina viene de una crisis del 2001 donde no todo el mundo salió a la calle porque le tocaron el bolsillo.
La crisis fue también política y eso ocurrió por falta de participación. En los años '90 nos hicieron creer que se venía un mundo nuevo con las economías de libre mercado, donde la participación en política era innecesaria.
Así terminamos, con vaciamiento del Estado, con una eclosión a nivel económico. Y cuando todo el mundo creyó que la solución era el que se vayan todos, este gobierno entendió que lo importante era que entraran todos, independientemente de lo que uno desee votar o en lo que crea ,lo importante es participar, expresarse a través del voto, que vuelvan las manifestaciones en las calles, de hablar de política en la mesa. Los jóvenes volvieron a sentir que en vez de irse al exterior a buscar posibilidades las podían tener acá. Y vaya si cambió el país en diez años.

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-¿Todavía se discute esta idea primaria del Estado como garante de educación y salud?

-Mucha gente no se da cuenta del momento histórico al que estamos presenciando. Creo que la votación para gobernador en Santa Fe mostró un retroceso hacia las políticas que ya quedaron atrás. Volver a transitar ese camino es un error muy grande. Sí creo que puede haber enfoques diferentes al gobierno actual, que desde mi punto de vista es lo mejor que nos pasó a nivel nacional en los últimos 50 años. Otro sentirá diferente, pero pensar en el regreso a políticas liberales, donde los grupos empresariales y económicos les dictan a los políticos la economía a seguir, es inconcebible. Me parece que el 24 de julio dimos un retroceso a nivel provincial. Esa manera de hacer política terminó en el 2001 con muchos argentinos sobreviviendo con el trueque y muchos otros sin tener nada para llevar a la mesa, Sí creo que el voto de (Antonio) Bonfatti es un voto legítimo, como el de (Agustín) Rossi; y si Bonfatti le hubiese ganado a Rossi por 70 a 30 por ciento también creo que es un voto legítimo. Lo que no creo es que el camino sean los globos amarillos, porque eso termina siendo los espejitos de colores que trajo Colón en el Siglo XV.

-Si se recuperó la participación en política, ¿cuáles son entonces las razones para entender el fenómeno del voto a Miguel del Sel?

-La razón política la emparento mucho con la conveniencia y la difusión de los medios de comunicación sobre la realidad. Cuando el Estado tiene un canal y la oposición, o si se quiere el mensaje contrario al gobierno, tiene todos los otros medios de comunicación, la gente no se entera de todo lo bueno que pudo haber hecho este gobierno. De los medios, el gobierno solo recibe agravios, insultos y una campaña en contra de manera descarada, cuando yo puedo creer que algunas cosas que el gobierno hace no me gustan, porque de hecho hay cosas que no comparto. Pero cuando uno recorre los últimos ocho años encuentra una nueva manera de hacer política. Con Duhalde aparecieron los planes Trabajar y otras medidas que frenaron la situación social, pero no hubo cambios profundos, estructurales. El nuevo gobierno, a partir de Néstor Kirchner y después Cristina, es el que empieza a tocar intereses de los más poderosos para volcarlos a favor de las grandes mayorías. Allí es donde empiezan las políticas sobre derechos humanos, las asignaciones universales, se empieza a aportar cifras importantes para educación, pasando del 3 por ciento del presupuesto a invertir el 6,5; se construyen 350 mil viviendas, 1400 escuelas, se aumentan los salarios, se jubilan dos millones y medio de jubilados que nunca lo hubiesen podido hacer, se recuperan los fondos de los jubilados y en dos años suman la misma cifra que las AFJP habían reunido en 12, y se va por el matrimonio igualitario. La tendencia es siempre a favor de los que trabajan, los que menos tienen.

-¿Esa transformación perjudica solo a los que más tienen?

-La clase media siente que es la más castigada y que no saca ningún rédito en todo esto. Pero por ejemplo, la gran mayoría de la gente de clase media que yo conozco ha cambiado hasta dos veces el auto en estos años de Néstor y Cristina, cuando venía de autos muy viejos en años anteriores. Un amigo tenía una empresa quebrada por una cifra impagable y a partir de este vuelvo económico logró la resurrección de la empresa, tal mejoría que permite que tres familias viven del mismo negocio. Los docentes hoy están con un sueldo muy interesante, una familia donde la pareja trabaje y tengan un sueldo cercano al docente puede vivir dignamente y no solo eso, sino también para poder irse de vacaciones. Cada vez que hay un feriado largo las terminales de colectivo no dan a vasto, los departamentos que se alquilan en lugares turísticos están sobrepasados, los hoteles llenos. Y esto no es por arte de magia. Con su mensaje los medios nos quieren hacer creer que si la Argentina la gobernara un liberal estaríamos mucho mejor. Y no es así. Porque los que apostaron por el consumo interno y a las economías regionales fue éste gobierno. Los otros hubiesen apostado al libre mercado, le hubiesen dicho sí al ALCA (Area de Libre Comercio para las Américas) y estaríamos vinculados a esas políticas que ya sufrimos y nos llevaron a las peores de las crisis.

-Esa crisis cruzó el charco y paradójicamente llegó a los países más poderosos del mundo.

-Por suerte nos corrimos de ahí. Hoy en día aquellos países que siguieron esas recetas, por más que sean poderosos, están en la misma situación que nos encontrábamos nosotros diez años atrás. Un país que no respeta el comercio interior no tiene manera de poder sustentarse en el tiempo. Puede traer un verano, como nos trajo el uno a uno en la paridad monetaria, pero que nos llevó a una recesión interminable, con fábricas cerrándose, flexibilización laboral, jornadas de trabajo de doce horas; todo eso imponen las recetas liberales. Hoy se ha vuelto a hablar de paritarias y se logró el salario digno, beneficios que recuperó la gente por las políticas del gobierno. Con todo esto no digo que está todo bien, pero sí creo que hay un momento histórico que hay que saber acompañar. La información que corre a nivel nacional es que este gobierno es populista, hace todo mal, y que en el exterior no nos ven como un país serio. Y en verdad es todo lo contrario. Hace falta escuchar un discurso de Cristina en Unasur (Unión Suramericana de Naciones) para ver cómo los líderes sudamericanos la respetan; hace falta escuchar hablar a periodistas y políticos de otras latitudes para ver cómo respetan este momento de Sudamérica. Los otros días, en un discurso, escuché a la presidenta de Brasil (Dilma Rousseff) diciendo que si Argentina y Brasil juntan sus economías serían la tercera o cuarta economía mundial, y que las reservas de un Banco de Sur, pensado para financiar el desarrollo de países sudamericanos, llegarían a ser la cuarta reserva mundial. Eso es lo que se viene: formar un Banco del Sur para apuntalar a los países con más necesidades. No es casual que el gobierno reciba los ataques de los medios después de aprobada la Ley de Medios, cuando la concentración de medios hace que se forme opinión y descaradamente tres tapas de un diario hacen que se ponga a un Ministro de Economía cuando el presidente del aquel momento no tenía idea de adónde disparar. Se dijo que seis tapas de un diario pueden tumbar a un presidente. Me parece que en ese contexto tenemos que saber valorar lo que se consiguió en ocho años. ¿Es suficiente? No, claro que no es suficiente. Hay que ir por más.

-¿La discusión por la resolución 125 no es el mejor ejemplo para descubrir cómo los medios de comunicación informan y desde qué lugar lo hacen?

-En el 2008 se hizo una desinformación sobre la 125, porque era una ley que beneficiaba a todos los productores que tuvieran 500 hectáreas para abajo, y pagaban más los que tenían de 500 hectáreas para arriba. El 80 por ciento de los productores agropecuarios tiene menos de 500 hectáreas, es decir que se beneficiaban los que menos tenían. Porque la ley contemplaba el flete a puerto, la subvención del gasoil para la siembra y cosecha, y terminaban pagando mucho menos de retención que lo hacen actualmente. Desinformando, votaron a favor de los 35 puntos de retención, beneficiando a los grandes. Así como tienen poder para generar opiniones contrarias, desinformando de tal manera, decidieron mantener las retenciones como estaban. El gobierno, que tiene más virtudes que errores, recibe un ataque permanente de la mayoría de los medios. Muchos a Cristina no la quieren por la sola condición de ser mujer y la imagen de fortaleza que dio, a pesar de todo lo que sufrió en el 2008, con la crisis de 2009 y luego con la muerte de Néstor. Hay candidatos a presidente que hablaban de la política educativa de Chile. ¡No saben de lo que dicen! En Chile no hay educación pública, se vienen a estudiar a la Argentina porque allá hipotecan su vida para ir a la Universidad. Cuando un candidato a presidente me dice sobre cómo nos pasaron los chilenos como Nación le pido que me de datos. Los funcionarios nacionales tienen datos de todo y cuando toman una medida la explican con números. La oposición pide el 82 por ciento móvil para los jubilados sin decir de dónde se financia. No me podés decir que la plata está cuando sabés que hay vencimientos de deuda que hay que pagar y a los jubilados se les aumenta dos veces por año, recientemente en un 16 por ciento, y la mínima quedó en 1400 pesos. ¿Alcanza? Y no alcanza, qué va a alcanzar. Por eso hay que seguir profundizando el modelo.

-¿Creíste que el país iba a tomar este rumbo cuando ganó Néstor Kirchner en el 2003?

-Sí, por una experiencia personal. En el momento que Duhalde era presidente me fui al sur, anduve por Puerto Madryn, y allí empecé a conocer quién era Néstor. Recuerdo una conversación con un pescador al que le pregunté por el momento político. Me dijo que iba a ganar Néstor y me aseguró que era el único que podía cambiar algo. Un año después, cuando Néstor ya era presidente, lo volví a ver y me adelantó que íbamos a pagar la deuda externa. Le pregunté cómo podía ser si la deuda es impagable. No, no, me dice, se está trabajando para acumular divisas y poder pagarle al Fondo Monetario Internacional para que ellos así no tengan más control sobre la economía argentina. Todo eso me lo dijo el pescador. Y resulta que éste es el único gobierno que no tomó deuda externa. Nos estuvieron mintiendo en la cara años enteros. Había otra manera de hacer las cosas. Ahora uno va a la granja y el comerciante vende, va a la verdulería y vende, el del supermercadito también, el que construye departamentos no para. En 2001 amigos arquitectos llevaban más de ocho años sin levantar una casa. Y ahora la construcción no se detiene. Los mismos que se quejan de las retenciones son los que levantan torres en la ciudad y el metro cuadrado de su precio no para de subir. Si escucho el discurso de Néstor cuando asume en Casa de Gobierno se me pone la piel de gallina. Y eso que Cristina es mucha mejor oradora. Pero Néstor dice en ese discurso que no va a dejar en la puerta de Casa de Gobierno ninguna de las convicciones que lo llevaron allí. Después, en la Escuela Mecánica de la Armada hace descolgar los cuadros de los represores. El rol del Estado no es asesinar y hacer desaparecer gente. Ni robar bebés o propiedades, como hicieron. Es un insulto que nos quieren hacer vender eso como una guerra. Torturar y hacer desaparecer gente es inmoral en cualquier parte del mundo. Los que hicieron eso tienen que pagar. El indulto es un insulto a la sociedad. Cuando Néstor cambia todo lo que hicieron antes Alfonsín, Menem, De la Rúa y pone las cosas en su lugar uno siente mucha tranquilidad. Y es ahí donde recibe el ataque, cuando se habla que Papel Prensa fue comprado de manera fraudulenta y de la mano de los militares, cuando se muestran las fotos de los curas con los militares y los dueños de los medios de comunicación todos juntos.

-¿Cómo te enteraste del fallecimiento de Néstor Kirchner?

-Estaba trabajando en Cerro Porteño (Paraguay), a punto de comenzar el entrenamiento. Justo ese día tenía conferencia de prensa. Envíe saludos y condolencias diciendo que había muerto el mejor presidente que habíamos tenido en los últimos 50 años, y que estaba muy dolido por su muerte. En ese momento me pareció que se podía perder la continuidad de un proyecto de gobierno a favor de la gente. Por eso yo digo que hay dos maneras de gobernar: a favor de los intereses económicos y de los grandes grupos empresarios, o a favor de la gente. Si se gobierna a favor de la gente te enfrentas a los grandes grupos económicos. Por eso no puede ser que en la campaña otros candidatos a presidente hablen de inflación, cuando encima hay una tasa de crecimiento de un 12 por ciento anual y una de inflación de entre 10 y 12, porque tampoco es el 7 u 8 por ciento que habla el Indec, pero no está más arriba la inflación que el crecimiento. Inflación es cuando íbamos a comprar una videocasetera a la mañana por 7.500 australes y a la tarde valía 14.000, y al otro día 21.000. Eso es inflación. Yo respeto mucho a Raúl Alfonsín porque tiene su mérito en esta continuidad democrática, pero esa situación la vivimos con su gobierno y ahora el hijo me dice por televisión que tenemos inflación.

-¿Cuáles son las deudas del gobierno?

-Queda mucho por hacer. Es necesario seguir profundizando el modelo a favor de las mayorías. Es necesario a nivel nacional, sí o sí, una ley de alquiler. No puede ser que para entrar a alquilar te pidan de contado cuatro alquileres todo juntos, cifra que no cualquier trabajador tiene. Hay que sacar un crédito para poder entrar a alquilar. Se necesita una ley de crédito para los que tienen un poder adquisitivo intermedio y se puedan comprar una casa pagando en 20 años. Eso está faltando. Esa es la pata floja del gobierno para llegar a la clase media. Y mirá que yo creo que primero están las necesidades, primeros estoy con los chicos, primero la educación y la salud pública; primero están los jubilados, los trabajadores. La meta es achicar la brecha, pero siempre hacia arriba. Sueño en que algún día allá un estado de bienestar que les permita a todos tener una vivienda, salud y educación. También creo en el merito propio, no es lo mismo el que se esfuerza y el que no, el que estudia y el que no; es decir que todos tengan la misma línea de partida pero no de llegada, no somos todos iguales. Hay que respetar siempre las libertades individuales, siempre que mis libertades no avasallen las del otro.

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