martes, 24 de julio de 2012

Prácticando Trekking por Zona Sur

El recorrido siempre es toda una aventura y hoy no fue la excepción.

Primero tener que enfrentar a los animales salvajes, léase perros de los vecinos, los mismos que todas las noches cuando vuelvo pretenden sacarme un pedazo de pierna.

Luego atravesar el monte basural que se encuentra a 200m de casa (y a 300 metros del Casino), y que no dudo sea visible desde el espacio, cuya fauna al verme se aleja raudamente a esconderse en las cuevas que habitan en las riberas de nuestros tradicionales desagües pluvio-cloacales a cielo abierto.

Hasta la fecha no he podido identificar de que animales se tratarían, mi teoría al respecto es que son una especie de carpinchos mutante come-basura.

Avanzando por Batlle y Ordoñez, durante dos cuadras, uno puede ejercitarse esquivando los eternos cráteres pavimententales, made in Usandizaga (puaj)  (paréntesis sarcástico: Gracias a TODOS los Intendentes Socialistas!!! ). Algunos son tan extensos que no pueden evitarse así que no queda otra que atravesarlos en su plenitud.

Y así luego de subidas, bajadas, tobillos torcidos, suspensiones de autos a la vera del camino, uno llega a la civilización, que por esas cosas incomprensibles de la naturaleza comienza justo donde está ubicado el Centro Comercial Libertad.

Y para que quede bien delimitado ese límite, existe un espectacular pozo demarcatorio. Hacia el Este del pozo la Civilización, calle de cuatro carriles como corresponde a la Av. Batlle y Ordoñez; hacia el Oeste la Barabarie, calle de ancho apenas suficiente para que pase un auto y medio. Claro, que esto hace que los señores compradores y jugadores, no tengan la suerte que tenemos nosotros, la plebe, de ver espectaculares sumergimientos de vehículos en nuestras cloacas.

Llego a la rotonda de Oroño y me siento en el primer mundo, boulevares con esculturas que se elevan al cielo, luces que deslumbran, arboles alineados milimétricamente.

Y uno se sumerge en ese túnel que conforma los arboles del boulervard, y es todo maravilloso, es la ciudad más linda del Universo. El sol asomándose por sobre las casas, le añade un pintoresco estilo arquitectónico a esos muros-fachadas interminables de la vereda oeste, los cuales, previo al ensanchamiento de la traza fueron simples medianeras.

Solo se rompe esa ilusión cuando se debe esquivar el popo de esas hermosas criaturitas de Dios, animales fieles que acompañados por su dueño también disfrutan de este hermoso día. (malditos perros, no podrán conmigo. Conmigo no Perrones).
Por suerte, cada tanto, diría un banco de plaza, o de boulevard en este caso, por cuadra, el remanente e intenso aroma a tierna hierba, que sin duda ha animado a los chicos del barrio en su previa y/o vuelta del "Sábado a la noche" te devuelve al Amor y Paz, y todo es bello de nuevo.

continuará...

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