sábado, 30 de octubre de 2010

La Argentina ha resuelto darse gobierno POR SIEMPRE

Ayer
 José Claudio Escribano
1 “La Argentina debe alinearse con los Estados Unidos. No son necesarias relaciones carnales, pero sí alineamiento incondicional. Es incomprensible que aún no haya visitado al embajador de los Estados Unidos”.
2“No queremos que haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión. Está a punto de salir un fallo de la Corte Suprema de Justicia en ese sentido. Nos parece importante que el fallo salga y que el tema no vuelva a tratarse políticamente. Creemos necesaria una reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas en el contexto histórico en el que les tocó actuar”.
3“No puede ser que no haya recibido a los empresarios. Están muy preocupados porque no han podido entrevistarse con usted”.
4“Nos preocupa la posición argentina con respecto a Cuba, donde están ocurriendo terribles violaciones a los derechos humanos”.
5“Es muy grave el problema de la inseguridad. Debe generarse un mejor sistema de control del delito y llevarse tranquilidad a las fuerzas del orden con medidas excepcionales de seguridad”. 


Kirchner respondió en un tono no menos formal que el de su interlocutor. “Mi mayor preocupación es que me acompañen los argentinos, por eso no empiezo por los empresarios ni por el embajador de ningún país. Tampoco pienso en un alineamiento automático con Estados Unidos ni en buscar que me aprueben como precondición para gobernar mi país. Ocurre que usted y yo tenemos visiones distintas del país. 

Fuente: Página12
Hoy
Rosendo Fraga
Tiene la oportunidad de modificar, rectificar, corregir, cambiar una serie de aspectos, estilos, orientaciones y políticas impuestas por su marido


¿Cuánta sensibilidad ha perdido la sociedad argentina en estos años para que hasta la muerte resulte impotente ante la marea del odio y el rencor? ¿Qué vientos se sembraron para recoger estas tempestades? La muerte de Perón no provocó tanta crispación en 1974, aunque también es cierto que el anciano líder había regresado consensual y moderado, como no lo había sido durante sus primeras presidencias. La muerte de Raúl Alfonsín, hace un año y medio, sólo promovió la nostalgia social de tiempos más amables. Es una lástima, al final de cuentas, que un ex presidente haya sido despedido de este mundo por el agresivo kirchnerismo que creció bajo su sombra.

Tiempos más amables




El agresivo Kirchnerismo

viernes, 15 de octubre de 2010

Apoyando al Beto, digo, al Veto.

En este post habíamos remarcado lo dicho por Cobos Traidor al aprobarse el 82%  :
        "la sustentabilidad del sistema se va a encontrar en una futura discusión".

Ahora resulta que el procesado de Macri preocupado por la imagen de Cristina  se le escapa esto:
 .." (el  Gobierno) dice que no le alcanza, pero tiene plata en el 'fútbol  para todos', para darle subsidios a sus amigos. No va. Tiene que  tener una actitud de austeridad, del cuidado extremo de los escasos  recursos que hay”. 

Al final, ellos mismos le dan la razón al gobierno maldito que no quiere a nuestros viejitos.

Che, espero que después de lo que hicieron no sigan diciendo que no son demagogos y mucho menos que el gobierno sí lo es. Porque si así lo fuera, el 82% sería ley.

Estos vientos de cola...

Más que viento, esto ya es un huracán

Imagen y nota a leer: La Capital/suplemento ecónomico

La nota de color acá, que paso a copypastear:
Los emprearios más refractarios al gobierno nacional rechazaron el "avance" del Estado y de los sindicatos sobre la economía y las empresas, en tanto consideraron necesario un mayor diálogo entre entidades.
Así lo señalaron ayer el titular de Fiat, Cristiano Rattazzi, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcati, y el director ejecutivo de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), Daniel Funes de Rioja.
Los tres dirigentes empresariales participaron de una mesa redonda en el marco del 46º coloquio anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (Idea).
Biolcati criticó con dureza al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner al sostener que "avasalla" los límites establecidos entre los sectores públicos y privado.
Por su parte, el presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja, se mostró preocupado por lo que considera una cierta "cogestión sindical" en las empresas.
En resumen o mejor dicho "en criollo":
"Vamos bien, pero aflojen con querer distribuir lo que es nuestro, los trabajadores que se dediquen a trabajar, nosotros a juntarla con pala"



jueves, 14 de octubre de 2010

Aprobado el 82% ¿y ahora?

Cobos traidor dijo al votar el 82% móvil: "la sustentabilidad del sistema se va a encontrar en una futura discusión".

Che, pero no era que el proyecto es sustentable en el tiempo, digo, no solo por este año o el año que viene ¿o ellos no ven más allá de eso?


Se podría decir entonces que el proyecto es un Ejemplo de POLITICA DE ESTADO ¿no?
Ah, claro, es el tiempo suficiente para ganar las elecciones, después recortamos el 13% y listo.


No sé qué hará el gobierno, pero espero que no vete el proyecto, porque es lo que pienso, más allá que este mamarracho demagógico aprobado tiene la única finalidad de hacerle pagar un costo político a la presidenta. Como dijo Pichetto “muy chiquito” el objetivo.

Es al menos gracioso (río para no llorar) que los que no querían que se vuelva al sistema de reparto, dejando atrás la estafa de las AFJPs ahora pidan que la ANSES les aumente a los jubilados, (ojo solo a los que cobran la mínima eh, seamos de izquierda pero no tanto che).

También es gracioso, y hay que reconocerlo, que el gobierno utilice argumentos, derechistas si se quiere, a favor de la responsabilidad en la gestión y que las cuentas cierren, etc.

Ahora, bien, la verdad que prefiero un gobierno que me diga “mirá no te podemos aumentar porque no nos cerrarían las cuentas” y tener perspectiva de futuro, a otro que nos dijo “mirá te vamos a bajar el 13% porque no nos cierran las cuentas” y terminar con el país en llamas.

Eso habla a las claras de la calidad de la gestión, y de decisiones acertadas tomadas por este gobierno, que posibilitaron que hoy esta “nueva izquierda” ( jajaja ) apruebe un aumento para los jubilados. Claro, ellos aún no entienden que para eso hay que tener recursos, acostumbrados a pedirle fondos al Fondo, para dejarnos en el fondo del pozo.

Ahora habrá que ver como acomodarse para que esto sea posible sin tener que sacrificar la AUH tal como pretenden los radicales (porque la AUH se la gastan en timba y paco).

Y quedo a la espera de que en un futuro cercano Cobos Traidor diga cómo lograr la sustentabilidad del sistema.
¿Será en base al aumento de las retenciones?

jueves, 7 de octubre de 2010

CHUPAMELA!!

"Todos esperamos que Argentina vuelva una vez más a ocupar un lugar entre los países que han normalizado las relaciones y tienen consultas regulares con el Fondo"
"Como miembro del G20 Argentina también aceptó la obligación implícita de aceptar revisiones financieras cada cinco años", dijo Lipsky en rueda de prensa previa al inicio de la reunión semestral del Fondo.
Esa obligación dentro del G20 "no es en términos legales", precisó acto seguido Lipsky, pero sí implica que Argentina debe formar parte de la respuesta coordinada continua tras la crisis financiera internacional. "Esa es una obligación ante los otros miembros, no ante el personal del Fondo o los directivos" consideró.
Fuente: Página 12
Respuesta a su desinteresada propuesta:
Estimado Lipsky y demás miembros del honorable FMI, atendiendo a su pedido, debemos declinar la invitación.
El rechazo a su propuesta se basa en la incontrastable realidad que ha demostrado que nos ha ido mucho mejor en estos tiempos que no hemos adheridos a sus recetas, las cuales evidentemente no hemos sabido aplicar ya que nunca los resultados fueron los por ustedes anunciados.
No decimos que las mismas sean más nocivas que las circunstanciales crisis económicas que toda economía puede sufrir, aunque la última crisis mundial nos genera algunos cuestionamientos.
Creemos que tal vez, y sin animo de critica alguna, debieran revisar la receta, porque según los altos porcentajes de crisis en diversos paises que la siguen al pie de la letra, nos hace pensar que o falta un ingrediente, o se equivocaron de receta y esta es con la que pocos, muy pocos, se benefician del sufrimiento de muchos, muy muchos. Please, revisen, thank you.
Y para finalizar queremos remarcar que cuando aplicamos su receta, Argentina no pertenecía al G20, es más no pertenecía ni siquiera al G999, es más creo que ni siquiera nos consideraban un país soberano, sino una colonia del neoliberalismo internacional, por lo tanto gracias, pero seguiremos sin ustedes.
Por favor, no crean que somos ingratos, no, todo lo contrario, les estamos muy agradecidos, porque gracias a ustedes hemos visto la luz al final del túnel.
Atentamente
El Aguantadero

P.D.:  "Lipsky CHUPAMELA"

domingo, 3 de octubre de 2010

En el Gobierno uno no piensa que, a uno no le parece que, uno no cree que. O hace, o no hace

Lean, y después me dicen si no valió la pena el copypaste.

Nota e imagen de Página 12, realizada por Martín Granovsky

...
–¿Qué aprendió en casi ocho años de Presidencia? ¿Qué entiende hoy mejor que antes? ¿Qué diferencia tiene el Lula de hoy con el que asumió el 1º de enero de 2003?
–En la Presidencia lo primero que aprendemos es a gobernar. Cuando uno llega a la presidencia de la República normalmente antes estuvo muchos años en la oposición. Cuando iba un debate o a una reunión yo les decía a mis interlocutores: “Me parece”, “pienso”, “creo...”. En el Gobierno uno no piensa que, a uno no le parece que, uno no cree que. O hace, o no hace. Gobernar es una eterna toma de decisiones. Uno aprende a ser más tolerante y a consolidar la práctica democrática. La convivencia política en la adversidad es una enseñanza estupenda para quien cree en la democracia como un valor supremo dentro del arte de hacer política. Y eso lo aprendemos ejercitándolo todo el santo día. No creo que haya una universidad capaz de enseñarle a alguien a hacer política, a tomar decisiones. Uno puede teorizar, pero entre la teoría y la práctica hay una enorme diferencia diaria. Tomemos, por ejemplo, mi segundo mandato, que empezó en el 2007. Todo el mundo sabe que yo le tenía miedo a ese segundo mandato presidencial. Tenía miedo del agotamiento, de la chatura, de repetir todo. Pero cuando lanzamos el PAC, el Programa de Aceleración del Crecimiento, la verdad es que hicimos un transplante de todos los órganos vitales del Gobierno y creamos un gobierno nuevo, más productivo, mucho más eficaz, más activo. Eso es lo que tenemos hoy en funcionamiento. Para mí ése fue un gran aprendizaje. Tanto que no quiero olvidarlo cuando deje la Presidencia. Preciso continuar aprendiendo. Pasar por la Presidencia, enfrentar las adversidades que enfrentamos nosotros y llegar al final del segundo mandato con esta buena situación de hoy es algo que logramos porque practicamos intensamente el ejercicio democrático. Convocamos a 72 audiencias nacionales sobre todos los temas, desde la seguridad pública a la comunicación, pasando por la discapacidad. Todas las políticas que implementamos fueron resultado de audiencias. El pueblo participó activamente de las decisiones y de las políticas públicas. Ese es el cambio fundamental. Cuando llegué, en 2003, en el Ministerio de Transportes se gastaban mil millones de reales por año. Hoy gastamos 1,6 mil millones de reales por mes. O sea que aprendimos a gastar y aprendimos a hacer obras.
–¿En el mismo ministerio?
–El mismo. Con esos 1,6 mil millones pagamos y contratamos lo que hace falta. En 2003 teníamos 380 mil millones de reales de crédito para todo Brasil. Hoy, 1,6 billones.
–¿Eso es mucho?
–Es poco. Pero es mucho si se lo compara con lo que teníamos en 2003.

“No dependemos de la prensa”

Lula suele hacer comentarios ocasionales sobre la política de algunos grandes medios de comunicación, pero no de una manera permanente: parece creer que cuando los hechos son tozudos se vuelven indestructibles. La última tapa del semanario Veja parece escrita en medio de una guerra. En lugar de anunciar las elecciones, alerta contra una supuesta amenaza contra la libertad. La causa de tanta alarma es que Lula sólo dijo que a veces, cuando los partidos conservadores son insuficientes, algunos medios actúan como partidos conservadores.
–El día que la prensa decida divulgar la revolución que se produjo en Brasil –dice ahora con ironía–, el pueblo se va a dar cuenta del todo. En los sondeos el Gobierno aparece con un 80 por ciento de aprobación. No es Lula, es el Gobierno. ¡Y estamos en el octavo año de mandato! ¿Cuál es el fenómeno? Que no dependemos de la prensa. Si fuera por la prensa, yo tendría 10 por ciento de aprobación. O hasta les debería algunos puntos. El fenómeno es que los resultados llegan a las manos del pueblo. El pueblo recibe los beneficios, ve que las cosas se hacen. Entonces, el que no habló no formó parte de la historia de ese período. Ese fue el gran cambio entre 2003 y 2010.
–Usted dice que hizo cosas que quizás algún día la prensa divulgará. Y el gobierno, ¿no lo divulgó?
–En Brasil hay un debate muy interesante. Y sé que no es una discusión sólo brasileña. En la Argentina se da el mismo debate, y lo mismo en los otros países de América latina. Hasta Barack Obama, a poco de asumir, dijo que la cadena Fox no es un medio de comunicación sino un partido político. Yo converso con dirigentes de todo el mundo. Todos se quejan. Yo no me quejo mucho de la prensa porque también llegué adonde llegué a causa de la prensa. Contribuyó mucho a que yo llegara donde llegué. Por eso soy un defensor juramentado de la libertad de expresión y la democracia. Ahora, hay gente que confunde la democracia y la libertad de comunicación con actitudes extemporáneas. No sé si es una tendencia mundial. No sé si será que las buenas noticias no venden diarios. Tal vez los escándalos vendan... Yo voy a terminar mi mandato sin haber almorzado con ningún dueño de diario, con ningún dueño de un canal de televisión, con ningún dueño de revista. Sí mantuve con todos ellos una actitud respetuosa y democrática. Quise entender su papel y que ellos entendieran el mío. Muchas veces el pueblo se entera de las cosas buenas que suceden en este país porque las divulgamos nosotros a través de la publicidad, por Internet o por el blog del Planalto. A veces, si sólo dependiese de determinados medios de comunicación, ni siquiera hablarían de algunos temas. Algunos hasta dicen: “No nos interesa cubrir eso, esa inauguración...”. Por ahí es verdad, no sé... El dato concreto es que, en mi opinión, si el pueblo fuese mejor informado, sabría más cosas y podría hacer mejores juicios de valor. Para mí el arte de la democracia es ése: que la gente tengan seguridad de la calidad de la información, de la honestidad de la información y de la neutralidad de la información. Y quizás hubiera sido más fácil que los medios de comunicación asumiesen categóricamente su compromiso partidario. Así todos sabríamos quién es quién. Pero ésa no es la situación actual en Brasil. Hoy parece todo independiente, pero basta ver las tapas para darse cuenta de que la independencia termina donde comienza el comercio. También se trata de un aprendizaje. Tenemos poco tiempo de democracia. En este momento estamos viviendo el mayor período de democracia constante de Brasil, sea a partir de la Constitución de 1988 o sea a partir de la asunción del presidente José Sarney. Son poco más de 20 años. Es una democracia muy incipiente, aunque es muy fuerte y goza de instituciones sólidas. Hicimos un impeachment y no pasó nada. Aquí eligieron a un metalúrgico. Percibimos un avance general en América latina. Eso va consolidando la democracia independientemente de los nostálgicos que siempre dijeron que un metalúrgico no podría llegar a la cima, que un indio tampoco, que un negro no podría llegar, que una mujer tampoco. Estamos quebrando esos tabúes.

“Opción por la democracia”

Lula creció políticamente como dirigente sindical, como luchador por la libertad en Brasil y como uno de los líderes del movimiento a favor de las elecciones libres en medio de la dictadura que gobernó nada menos que 21 años, entre 1964 y 1985. El Partido de los Trabajadores se fundó en 1980. No necesitó adaptarse, como otros partidos de izquierda, a la democracia como un valor supremo. Así surgió.
–Hay que valorar esto –dice Lula cuando revisa qué pasa hoy en Sudamérica–: la izquierda en América latina hace opción por la democracia y por esa vía está llegando al poder en varios países. Los golpes no son de la izquierda. Nadie de izquierda dio el golpe en Honduras. Entonces, la gente precisa saber que si la información fluye correctamente, eso facilitará la toma de decisiones para su vida. En Brasil estamos aprendiendo. Así vamos construyendo nuestra democracia. No tengo derecho a quejarme. Voy a terminar mi mandato con el mayor nivel de aprobación que jamás alguien haya alcanzado. Hay presidentes que ni siquiera comienzan con esa cifra del 80 por ciento. Por eso tengo que agradecer al pueblo brasileño, a la democracia brasileña y –por qué no decirlo– también a la prensa: su comportamiento, a favor o en contra, fue formando un juicio de valor. Tengo una tesis que vale tanto para la prensa como para nuestra conducta cotidiana: si todos los días alguien está a favor del gobierno, perderá credibilidad. Pero también la perderá si todos los días está en contra. Los dos extremos son malos. Hay que hablar de las cosas buenas del gobierno cuando suceden. Entonces, cuando se hable de las cosas malas, la credibilidad estará intacta. Eso es lo que desarrollaría y consolidaría la libertad de comunicación en el país: el compromiso sólo con la verdad y nada más que con la verdad, le duela a quien le duela.
–En la campaña electoral de 2002 usted decía que el mercado no era capaz de entender la necesidad de que los brasileños comieran tres veces por día. Después de dos mandatos, ¿cumplió con ese objetivo?
–En dos mandatos y ocho años de gobierno conseguimos hacer una revolución. Sacamos a 27 millones que estaban por debajo de la línea de pobreza absoluta y al mismo tiempo llevamos 36 millones de personas a convertirse en parte de la clase media. No es poca cosa. Generamos 15 millones de empleos.
–Treinta y seis millones es casi una Argentina entera.
–Sí, casi una Argentina. Y simultáneamente desplegamos programas para atender a la franja más pobre de la población. Programas simples pero objetivos, como la Bolsa Familia, como el programa Luz para todos, como el PPA, que es para compra de alimentos, o el plan de Agricultura Familiar. Realizamos políticas públicas que no estaban previstas en el escenario político nacional. El pueblo brasileño hoy vive más feliz, mejor, pero todavía hay mucho que hacer. Espero que en los próximos tiempos la compañera Dilma pueda concluir el trabajo que comenzamos. Ya probamos que era posible. Lo hicimos con mucha fuerza y, diría, mucha eficacia. No quiero ser presuntuoso, pero lo que hicimos en política social es una revolución en Brasil. Una revolución que aún debe ser completada. No se puede desmontar el aparato de exclusión de 500 años en 8 años. Pero ahora contamos con una base extraordinaria y tenemos que extender la experiencia a otros países. Porque algunas cosas son sagradas para nosotros. Combinamos crecimiento económico con baja inflación. En Brasil, eso parecía imposible. Y era imposible aumentar los salarios en términos reales y mantener controlada la inflación. O mantener una política de exportación creciente y, al mismo tiempo, una política de fortalecimiento del mercado interno. Todo esto demuestra un alto grado de estabilidad en las políticas que desplegamos. Si esas políticas tuvieran un horizonte de otros cuatro u ocho años, sin duda dentro de poco tiempo seremos la quinta economía del mundo. Las condiciones están dadas. Ese horizonte es posible porque avanzamos gracias a la relación que establecimos con la sociedad.

Ya no manda la “Casa Grande”

En 1933, el sociólogo Gilberto Freyre escribió un libro con destino de clásico: Casa Grande e Senzala. Había comenzado preguntándose qué era ser brasileño. Y el libro describía una sociedad esclavócrata, híbrida de indios y negros. En la colonización portuguesa, la casa grande era el casco de la fazenda azucarera y después cafetalera, en medio de un mestizaje permanente con las guaraníes. Las condiciones se hicieron más duras con la introducción de los esclavos negros, que vivían en las barracas, las senzalas, y proveían tanto la mano de obra como las domésticas y las amantes forzadas.
–Se terminó el tiempo en que la “casa grande” decía qué tenía que hacer la senzala –subraya ahora este Lula que en el siglo XIX sin duda hubiera estado confinado en un rancho.
–Si no hay intermediarios, ¿cómo se comunica un presidente como usted?
–El tono oficial me da un poco de miedo. Puede tener credibilidad durante un tiempo, pero después la pierde. Yo tengo un programa de radio. Sale los lunes. Dura cinco minutos. A veces hasta llego a seis minutos. Lo grabo el domingo a la noche y después no es obligatorio difundirlo. Lo transmite la radio que quiere hacerlo. Sí disponemos de la NBR, la televisión del gobierno, que divulga íntegramente las cosas que hacen los gobiernos. Se transmiten enteros todos los discursos.
–¿La NBR está en televisión abierta?
–No, no. Aún estamos construyendo todavía la tevé pública. Es un proceso de fortalecimiento. Pero no queremos que la tevé pública quede como un canal para transmitir las actividades del presidente. Nadie soporta eso todos los días. Mi ideal es que todos nos comprometamos con la verdad. Incluso los medios de comunicación. Cuando el pueblo esté bien informado, todos estarán bien informados. El Estado no tiene por qué tener un instrumento oficial para transmitir. Sí debe contar con una tevé pública con programación de calidad, de contenido competitivo en forma y en fondo. El Estado no debe competir con los privados en materia de financiamiento. Debe ser el primero en pluralidad de informaciones, porque eso dará credibilidad al Estado. Y al mismo tiempo, ser el primero en la seriedad de las informaciones. La tevé pública no debe decir que el presidente Lula está vestido con traje blanco cuando tiene uno negro. No tiene por qué decir que juega bien o mal al fútbol. Si, al contrario, se compromete con la verdad, puede ser que a un presidente o a otro no le guste lo que dice la tevé, pero la democracia lo agradecerá. Yo no hubiera sido presidente sin democracia. Recordemos, por ejemplo, aquella foto famosa del primer gobierno de la Revolución Rusa. En esa dirección política no hay un solo obrero metalúrgico. Y así pasa normalmente en muchas revoluciones. Las direcciones políticas son siempre de clase media. O de intelectuales. Pero en Brasil conseguimos crear democráticamente un partido con mayoría de trabajadores y llegamos a la presidencia de la República. Y todo eso en poco más de 20 años.

“El derecho de comer”

Hay una imagen famosa de Lula. Lo muestra dando un discurso en un estadio de San Pablo mientras sobrevuelan los helicópteros de la dictadura.
–Tengo una conducta que viene del movimiento sindical –dice–. La democracia, para mí, no es una media palabra. Es una palabra completa. Algunos entienden por democracia apenas el derecho del pueblo a gritar que tiene hambre. Yo entiendo por democracia no sólo el derecho de gritar contra el hambre sino el derecho de comer. Esa es la diferencia fundamental. Democracia, para mí es permitir el derecho de adquirir conquistas, y no sólo el derecho a la protesta. Es un tema delicado. Aquí en Brasil hicimos una Conferencia de Comunicación. Participaron algunos dueños de medios de comunicación, de telefonía, gente del movimiento social, los blogueros... Todos. Todos los que quisieron participar. No me quejo. Pero aquí debería invitar a Emir Sader a que dé una conferencia para los dueños de diarios y les diga lo que él sostiene: que tienen obligación de informar. Ellos no lo creen así. Muchas veces parece que tuvieran obligación de desinformar. Miren los diarios y las revistas de los últimos tiempos. ¡Y no hubo un presidente que haya dado a la democracia la importancia que le di yo! Es importante entender lo que pasa en Brasil. El pueblo levantó la cabeza y la autoestima a un nivel extraordinario. Y todavía va a mejorar más. Cuanto más pluralismo tengamos, cuantas más opciones tengamos, mejor informado estará el pueblo, porque el pueblo dispondrá de una canasta de informaciones. Por eso es importante la revolución de Internet, que mucha gente no comprende o no quiere comprender. Después de Internet todo queda viejo. La Internet es en tiempo real. O sea: termino de dar una entrevista colectiva, vuelvo a mi oficina, me conecto y en 30 segundos están las noticias de todo el mundo. Incluso mi propia conferencia de prensa. No sé cómo hará el mundo para sobrevivir a esa avalancha de informaciones que recibe la sociedad. Las personas interactúan, responden, critican, se sienten coautoras de la noticia. Es extraordinario.